lunes, 26 de agosto de 2013

PERÚ: Cusco capital del imperio inca I

El año pasado desde tierras rumanas veía las fotos de mis amigos a través de esa diabólica o maquiavélica herramienta que es el facebook dependiendo si eres el sufridor o el hedonista y la envidia me corroía. No envidia sana... si no envidia de “ojala les muerda una llama”...

Felizmente las cosas cambian y aunque hace  1 año no lo hubiera imaginado, el destino me iba a dar la oportunidad de resarcirme y viajar a Perú.  Para aclarar,  con “resarcirme” me refiero a inundar las redes sociales de fotos molonas, de cebiches, causas, pisco sours y machu picchus varios.

El viaje a Perú es una auténtica gozada así que merece la pena una buena descripción para aquellos que se quieren aventurar más allá de la seguridad de sus 150 canales de cacavisión y el bar de la esquina. Hay mucho que contar y publicaré varios posts para que no se quede nada en el tintero.

Mucho que ver en Perú, mucho más que el Machu Picchu y Lima pero las restricciones temporales que imponen los amos de los medios de producción hacen que prioricemos. Para aquellos que disfrutan del viaje sin las prisas y estrecheces del común de los mortales  bueno será pasarse por Arequipa, las selvas amazónicas de Iquitos o gozar con las playas de Tumbes. 

Volamos desde México DF, tras dos escalas y dos infectas ingestas de comida aeronáutica  de las cuales no deje ni las migas (desde hace un tiempo estoy en fase "Homer engulle como un pato") llegamos a Cusco. Nuestro pequeño avión fue planeando entre espectaculares montañas mientras divisábamos diminutas planicies en lo alto de los cerros que a través de los años han sido ganadas a la montaña  por los campesinos, para poco a poco, ser convertidas en campos de cultivo.

Ya en Cusco, salimos del aeropuerto para evitar el típico sablazo al turista despistado y agarramos un taxi libre que por 8 soles nos llevó al centro. El taxista intentó colocarnos a toda costa una ruta por el Valle Sagrado, tras 8 soles, un poco de charla y quedarnos con su número para que estuviera tranquilo llegamos a nuestro hostal. 

Cusco es una localidad a unos  3400 metros de altitud y cuenta con algo más de 400.000 habitantes. Capital del imperio inca en sus tiempos de esplendor, es parada obligatoria antes de visitar el Machu Picchu. Cusco tiene multitud de zonas que visitar por sus alrededores (como el valle sagrado), un centro histórico bien cuidado, restaurantes interesantes y una animada vida nocturna.

La ciudad estaba engalanada con banderas peruanas y de cusqueñas debido a la cercanía del día nacional. Para evitar confusiones hay queaclarar que Cusco no es ciudad “gay friendly” si no que su bandera coincide con la del orgullo gay.

Durante nuestra visita en Cusco no comimos en refinados restaurantes si no que fuimos a fondas o picanterías. Cómida sencilla y raciones generosas en restaurantes o bares lleno de locals. Alguna recomendación de estas picaserías: Picantería La Chomba, Quinta Eulalia y el sencillo menú del día de Don Pimiento (descripción más abajo)


Ojo, esto no es Chueca
Nos instalamos en el hostal, sacamos dinero, contratamos nuestro Inka Jungle Tour (220USD) y dimos un paseo por el centro histórico de Cusco que está bastante cuidado y resulta agradable para desgastar suela mientras se hace un poco de hambre.




A través del número de iglesias, conventos y catedrales volví a constatar que el saqueo del oro no fue lo peor que los españoles de entonces hicieron en Latinoamérica. Las riquezas son una perdida puntual y  muchos de los virus llegados del Nuevo Mundo se consiguieron vencer. Sin embargo, el catolicismo quedo bien arraigado en estas tierras y la aniquilación de la cultura inca fue un hecho.



Cafelito con vistas
No puedo evitar imaginarme como sería esta ciudad si no se hubieran destruido los templos incas y terminado con la cultura original ¿O cómo sería el Machu Picchu si los españoles lo hubieran descubierto? Algo es seguro, no existirían las maravillosas ruinas de las que hoy disfrutamos.

En estos pensamientos estaba, viéndome a mí mismo como doctor en antropología en Cambridge, al calor del hogar y fumando en pipa, cuando instintos más terrenales e insistentes comenzaron a reclamar algo que llevarme a los maxilares. Enseguida encontramos varios restaurantes económicos con menú del día y entramos en uno de ellos para disfrutar de nuestra primera comida en Perú.


Aperitivo de causa
Un menú sencillo en un restaurante económico llamado Don Pimiento rodeado de peruanos y con una cerveza nacional. Nada mejor para conocer un poco de la cultura culinaria del país. Una causa de aperitivo por cortesía de la casa y una sopa de verduras nos hicieron entrar en calor, la altura de Cusco se deja notar.



La sopa, un must de los menus cusqueños
Como platos fuertes, ají de pollo y cerdo, ambos con arroz. Sencillos y con profusión de salsas como podéis ver. Ya con el estómago satisfecho nos fuimos a por nuestro merecido descanso tras la mañana de gestiones y turisteo. 





2 comentarios:

  1. Alguién siente envidia sana desde Rotterdam...publica mas que tengo que coger ideas para el gourmet xfi

    un abrazo

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  2. Hey!!!!!! Te debo un making off de los burritos... me pongo con ello. Ya veras como vas a triunfar en el gourmet ;)

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