martes, 6 de mayo de 2014

Marisquería La veracruzana: hay costa en México DF

Donde la avenida Medellín cruza con Chiapas, donde los motores de los carros no paran de torturar a peatones y ciclistas con sus ruidos y malos humos, encontramos un pequeño remanso de tranquilidad, la marisquería La Veracruzana donde refugiarse y encontrar una cocina en la que el pescado y el marisco son las estrellas.

Marisquería La Veracruzana
Medellín 198 (esquina con Chiapas)


La Veracruzana se trata de un restaurante de barrio, un restaurante sencillo. Al llegar se nota que está poblado de clientes habituales que se sienten como en casa y visitan el lugar periodicamente. Su salón interior me parece la mejor opción, más aislado, con ventiladores de techo y decorado con suaves colores verdes y azules me gustaron, un local sencillo y sin pretensiones donde encontrase a gusto.

Para comenzar pedimos un par de tostas: de camarón y de cebiche. Ambas generosas en la porción y con ingredientes donde se notaba la frescura. Aun sin ser el mayor fan de los camarones cocidos me gustaron, pero me quedo con la de cebiche hecha con pez sierra y muy sabrosa.


Dejandome llevar por mi curiosidad puse mi punto de mira en los ostiones, este bivalvo al igual que su prima hermana la ostra nunca ha sido de mis favoritos, quizás por su textura. En el Restaurante La Veracruzana lo sirven de diferentes modos, con su toque picante, granitado, con aguacate y cebolla... me decanté por esta última opción por ser la que mejor me permitiría disfrutar del sabor "per sé" (debe haber un latinejo snob en cada crónica decía un periodista) del ostión. Y en efecto, fue una buena idea, por su tamaño menor del de la ostra se me hizo más agradable y su sabor salino era intenso, naturalmente, pero no excesivo. De nuevo sabor a mar y a frescura.


Una vez habíamos empezado por los clásicos debíamos continuar por esa linea para descubrir que nos deparaban los platos principales de La Veracruzana. Por tanto, obtamos por un sencillo huachinango a las brasas sin mayores adornos, para de nuevo, poder degustar todo el sabor sin distractores.

Confieso que estaba algo temeroso, en varios sitios me han presentado un huachinango totalmente achicharrado, pasado de cocción y seco. México es un país donde se tiene a la sobrecocción. La camarera nos trajo una generosa ración y por suerte, en esta ocasión estaba tostado en las capas externas pero tierno en su interior, le tuve que añadir algo de sal aunque la cocción fue perfecta.

Media ración de suculento huachinango
De nuevo, y ya van muy buenos aciertos en las últimas semanas, un muy buen restaurante con una buena relación calidad y precio. En la marisquería Veracruzana se come bien sin ningún postureo y te sientes como en casa desde el primer momento.



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