miércoles, 10 de junio de 2015

Sabores asiáticos en el artículo 123

El centro de la Ciudad de México es una de las zonas más interesantes y auténticas de la ciudad. Aquí no encontrarás elegantes restaurantes con valet parking, eclécticas terrazas donde tomar un gin&tonic, ni fresitas fumando a la entrada. El centro del DF es sabor y autenticidad.

El centro está repleto de buenas cantinas como las de la calle Bolivar o la República de Cuba, ideales para tomar unos tragos con los cuates y pasar una tarde lluviosa. Sin embargo, poco a poco surgen nuevas propuestas en la zona, una de las que más sorprenden es la de "El 123", en la calle Artículo 123 y número 123.

El restaurante 123 es un local de dos plantas, bien decorado donde disfrutar de platos diferentes. Su cocina asiática se asienta en el uso de tallarines, arroz, leche de coco, curry, brotes... platos sencillos pero llenos de sabor. Una buena opción será acompañar la comida con sus refrescantes aguas endulzadas con jarabe a base de miel, nuestras preferidas son las de limón, melocotón y maracuyá.



Kakuni de cerdo

En cuanto al menú, amplia variedad de platillos con precios muy amables que pocas veces superan los 100 mxn (!!!) y que según el plato viene acompañado de sabrosas sopas. Mis platos favoritos fueron el Kakuni con cerdo cocinado lentamente gracias a lo cual tiene una textura muy tierna y el Pad Kee Mao tallarines con verduras con un agradable picante que a ratos te hace sudar.

Pad Kee Mao
El pad tai al que le añadí el extra de camarón (+20 mxn) se quedó algo corto de sabor a pesar de ser agradable por los toque cítricos. El picante que anunciaba el menú no acabó de sentirse.


Pad Tai con camarón


Su cuidada decoración está tan bien integrada que da la equivocada impresión de que nadie se preocupó demasiado en ella, hasta que la observas más detenidamente. Toques vintage, mesas desgastadas, originales focos. Por suerte, obviaron el servir las aguas en botes de mermelada, probablemente hubiera sido excesivo.


Sin duda el restaurante 123 lo tiene todo para convertirse en un templo hipster y que las filas comiencen a formarse en el exterior, como ya les ocurrió a sus dueños con el Mog. De momento, es un lugar agradable, con un servicio simpático y atento donde ir a comer y charlar con los amigos. 

Dense prisa, hipsters are coming!!!





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